18 Ago Ucrania, reclamo perfecto
Bajo la tinta corroída por la exposición a los rayos del Sol, no sólo se vislumbra la bandera de Ucrania, también se esconden las miserias y bajezas morales de la sociedad europea. El azul y amarillo no deja de ser un reclamo cualquiera para atraer más público, una estrategia de marketing bien diseñada y dirigida con el único propósito de engrosar las cifras de recaudación. La guerra de Ucrania vende.
Y los buenos ciudadanos acudiremos a ver la obra, eliminando cualquier atisbo de sentido crítico y sustituyéndolo por la condescendencia, que es el alimento de la falsa compasión inducida por el ego. Y los aplausos no irán dirigidos a las bailarinas, ni a la directora ni a todas las personas que han colaborado en la producción de la obra, sino a nosotros mismos. Nos levantaremos al unísono y aplaudiremos con el vago entusiasmo de la autocomplacencia, del altruista de turno que ha invertido veinte euros en una gran obra social, todo sea por los miles de muertos y millones de desplazados. Y esa noche, al menos esa noche, dormiremos a pierna suelta.
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